Descubre las 7 Impactantes Razones que Alejan a los Jóvenes de la Carrera de Educación (¡Y Cómo Cambiarlo!)
- Josué Sánchez Marín, MEdMR
- Apr 5
- 10 min read
¿Por qué los y las jóvenes cada vez optan menos por la formación académica para ser educadores? Esta problemática se escucha con fuerza en nuestras universidades y centros educativos de Costa Rica y del mundo. El campo de la educación no es ajeno a una crisis de vocación. La desmotivación, las malas condiciones para ejercer, el escaso reconocimiento social, entre otras razones; son parte de este problema.
Una de las estrategias fundamentales para revertir la situación actual consiste en la mejora de las condiciones laborales del profesorado. Esto no sólo pasa por mejorar el salario de una manera adecuada, también por el fortalecimiento de los programas de formación continua, la existencia de un desarrollo profesional en competencias didácticas, y un entorno laboral que propicie la innovación y la creatividad en la práctica educativa; maxime cuando es posible introducir innovaciones en la práctica de aula. Cuando los docentes ven que sus condiciones laborales son reconocidas, es más fácil que su motivación contagie a las nuevas generaciones para seguir sus pasos.
Sin embargo, también es fundamental cambiar la percepción social de la docencia. Las campañas de sensibilización y el reconocimiento explícito del impacto positivo que pueden tener los educadores en la sociedad puede ayudar a dignificar la docencia. Incorporar testimonios de docentes que han transformado su práctica educativa, visibilizar historias de personas que han transformado sus vidas gracias a la educación y fomentar una cultura de respeto hacia la docencia es un camino posible para despertar el interés y la vocación en los jóvenes. Pero, ¿qué se puede hacer al respecto?
1. Nula motivación del sistema educativo público costarricense
La falta de motivación desde el propio sistema representa uno de los mayores obstáculos que enfrenta Costa Rica. No existen políticas explícitas que insten a las carreras de la enseñanza a los chicos de secundaria; la educación pública ha fallado a la hora de promover el interés por la enseñanza como una auténtica vocación que produzca transformaciones, hasta el punto de que hasta el mismo sistema pone en duda, desacredita o desautoriza la actividad del docente.
Solución:
El sistema educativo debe realizar programas de orientación vocacional explícitos que hagan visible la repercusión social del trabajo del docente, (la creadora de todas las demás profesiones) algo que pasa por las visitas del alumnado al colegio con los y las docentes y campañas en los medios con testimonios emotivos, recuperar al educador como autoridad en el centro escolar.
2. Sobrecarga laboral y agotamiento docente
La investigación realizada por la Asociación Nacional de Educadores (ANDE) evidenció que más del 80% de los docentes costarricenses sostienen sufrir estrés crónico por la carga de trabajo (ANDE, 2022). También se añade el exceso de trabajo administrativo, la falta de liderazgo claros, el no tener un norte claro en el sistema, la falta de la figura de apoyo y la presión de resultados.
Solución:
Revisar y re-distribuir la forma en que se distribuyen las tareas docentes, contratar personal administrativo en las instituciones educativas, establecer límites claros a la jornada laboral y fomentar una cultura institucional de bienestar.
3. Salarios poco competitivos
En el contexto internacional, la profesión docente aparece vinculada a un tipo de salario que, casi siempre, queda escaso para poder equilibrar a la magnitud de una carga de trabajo que no está del todo reconocida o valorada socialmente hablando. En lo particular de Costa Rica, muchos de los profesores recién diplomados se encuentran limitados en sus habilidades para lograr satisfacer sus necesidades personales en la mayor parte de situaciones, algo que puede llamar a reflexionar en torno a una caída en la atracción de esta actividad o de esta profesión particular. En UNESCO (2021), se expone que: "la mejora de las condiciones salariales del personal docente es una meta que tiene un efecto directo en la posibilidad de ofrecer educación de calidad y poder atraer a los mejores"
Solución:
Asumir una serie de reformas salariales progresivas en el sector educativo que reconozcan la formación continua, el rendimiento y la localización, especialmente en zonas vulnerables. Reconocer las bonificaciones salariales para los docentes que lleven a cabo programas de actualización y formación continua. Igualmente, iniciar políticas que garanticen la equidad salarial de los docentes del sector educativo público, considerando el nivel del sistema educativo y la región donde se encuentre. Además, reconocer y fomentar la investigación educativa entre el cuerpo docente. Finalmente, debe existir un mecanismo gubernamental que garantice la revisión continua del salario y su incremento anual, de acuerdo con la inflación y los cambios sociales que afectan los procesos educativos. Solamente con una política salarial competitiva que premie el buen desempeño así como la actualización continua nos podemos asegurar un cuerpo docente de calidad.
4. Prestigio social en decadencia
La docencia ha sido un ámbito profesional en el que, en el pasado, la figura del profesor era sinónimo de prestigio y respeto comunitario. Sin embargo, en la actualidad, muchas personas no consideran la carrera de magisterio como una opción profesional, sino como una alternativa de “segunda fila”, que se elige como último recurso frente a opciones tecnológicas o administrativas. A lo largo de las últimas décadas, hemos sido testigos de una auténtica pérdida del prestigio social que la docencia ostentaba, lo que ha tenido un fuerte impacto en la elección de esta carrera profesional. Desafortunadamente, ni los sindicatos, ni los colegios profesionales, ni el propio sistema educativo han mostrado un interés significativo en dignificar la carrera docente, a pesar de su importancia y de las constantes críticas que recibe por parte de diversos entes profesionales y oportunistas. La falta de interés por parte de las estructuras institucionales ha contribuido a aumentar el desprestigio del rol del profesor en la sociedad, lo que dificulta la creación de un nuevo contingente de vocaciones.
Adicional a esto, las toneladas de normativas, protocolos y reglamentos, e incluso el propio sistema educativo, han sido los artífices de la eliminación de la autoridad, autonomía y dignidad docente. En muchas ocasiones, los derechos de defensa han sido vulnerados, dejando a los profesores en indefensión por parte de esos mismos sistemas. Estas leyes y reglamentos remueven a los educadores de sus puestos mientras se indaga un hecho, sin una investigación preliminar ni derecho a defensa en esa etapa. Muchas veces, el educador se libra de la acusación, pero su dignidad y reputación ya han sido dañadas irremediablemente.
Esto ha supuesto limitar la acción docente en un contexto que exige adaptar la enseñanza a las necesidades de los alumnos. Para ello, los docentes deben conocer sus propias características y las capacidades de sus estudiantes. Por ejemplo, modificar la forma de evaluación puede ayudar a los alumnos a obtener una calificación de “aprobado” incluso en situaciones desfavorables. Según el informe de la UNESCO (2020), la falta de autonomía profesional y la excesiva burocratización del trabajo docente disminuyen la motivación y satisfacción laboral, lo que repercute negativamente en la calidad educativa. Además, el pedagogo José Gimeno Sacristán señala que la desconfianza institucional hacia el profesorado se manifiesta en controles excesivos y normativas que restringen su capacidad de decisión didáctica.
Este panorama evidencia la urgente necesidad de replantear el enfoque hacia la profesión docente, promoviendo políticas que no solo reconozcan su importancia, sino que también restituyan los derechos fundamentales que permiten su pleno desarrollo profesional.
Solución:
Crear campañas nacionales que reivindiquen la figura del docente como la persona que forma ciudadanos o líderes. Los medios de comunicación, las redes sociales y los espacios educativos deben ocupar también el papel de difundir historias veraces que evidencien el destinatario docente como un agente que incide positivamente.
Además, es fundamental acompañar estas iniciativas con datos académicos que justifiquen el porqué del papel docente. En este sentido, Hargreaves y Fullan (2012) afirman que “los maestros son el motor del cambio educativo, ya que la influencia de estos es mayor que la del aula y resulta en la construcción de sociedades más justas y equitativas” y, por su parte, Darling-Hammond (2017) destaca que “la calidad de la enseñanza es el propio agente más impactante para determinar el éxito del alumnado”.
Asimismo, es necesario revisar la legislación actual para garantizar que la reputación y dignidad del docente no se vean comprometidas durante procesos preliminares de investigación. Es fundamental establecer mecanismos que protejan la integridad profesional del personal docente, evitando juicios públicos prematuros que puedan afectar su imagen antes de la conclusión de investigaciones formales.
5. Inestabilidad laboral y burocracia estatal
A pesar de que muchos docentes trabajan para el Estado, los procesos de nombramiento, interinazgo y traslado pueden tardar años, lo que genera una gran incertidumbre en los egresados de las carreras de educación. Esta situación no solo afecta su estabilidad emocional y económica, sino que también dificulta la planificación personal y profesional a largo plazo. La falta de claridad en los plazos y los procedimientos puede desmotivar a los nuevos profesionales, quienes a menudo deben enfrentar largas esperas antes de conseguir una plaza estable, lo que repercute en su desarrollo profesional y en la calidad del servicio educativo que ofrecen.
Solución:
Es fundamental reestructurar el sistema de nombramientos del Ministerio de Educación Pública (MEP) para hacerlo más eficiente y efectivo. Esto implica garantizar mecanismos más ágiles y transparentes para el ingreso al servicio civil, reduciendo la burocracia y estableciendo criterios claros y justos en los procesos de selección. Además, se debe priorizar la estabilidad laboral desde los primeros años de carrera, lo que permitiría a los docentes concentrarse en su desarrollo profesional continuo y en la mejora de la calidad educativa. Implementar sistemas de evaluación periódicos y programas de formación continua también contribuiría a crear un entorno laboral más sólido y motivador para los educadores.
Asimismo, es necesario establecer una política de capacitación nacional que sea flexible, contextualizada, evolutiva y masificada. Esta política debe adaptarse a las diversas realidades y necesidades del país, promoviendo el desarrollo de competencias actualizadas que respondan a los cambios en el entorno educativo y social. De esta manera, se fortalecerá la capacidad de los docentes para enfrentar desafíos contemporáneos y mejorar significativamente la calidad de la educación.
6. Falta de actualización y formación docente continua
La innovación educativa avanza de manera acelerada y rápida debido a la transformación de las tecnologías y a las nuevas exigencias de la sociedad del conocimiento, no obstante, muchos sistemas de formación de profesorado permanecen anclados en modelos formativos más tradicionales que priorizan la transmisión de contenido de forma pasiva, apartando otro tipo de propuestas más activas y participativas. Esa desconexión entre la innovación educativa y la formación del profesorado provoca malestar en muchos profesores que se encuentran comprometidos con la mejora de la calidad educativa, pero les falta la provisión de herramientas necesarias, el apoyo del que carecen o la oportunidad para llevar a cabo transformaciones significativas en su forma práctica de hacer educación.
Solución:
Para hacer frente a este reto, hay que realizar una clara inversión de recursos humanos en programas de formación docente en activo centrados en metodologías activas, específicamente para promover el aprendizaje basado en proyectos, el trabajo colaborativo y el pensamiento crítico. Esto llega a concluir con la integración de la educación digital en todos ellos, ya no como un recurso secundario, sino como un importante objetivo a partir del cual los docentes puedan aprovechar al máximo las herramientas tecnológicas en el aula y podan preparar a sus discentes para un mundo cada vez más digital.
El liderazgo pedagógico debe ser también el gran protagonista en todos ellos, formándolos para llevar a sus comunidades educativas hacia una transformación sostenible e inclusiva. Es necesario poner al alcance de forma equitativa y justa todos ellos, independientemente del lugar o del nivel educativo donde ejerzan su labor. Su participación debe ser obligatoria para garantizar que todos los profesionales de la educación actualicen y se alineen con las mejores prácticas pedagógicas del siglo XXI.
Solamente así, a partir de un firme compromiso con la formación continua, a partir de un modelo de formación continua ajustado a las necesidades del siglo XXI, se podrá ir construyendo un sistema educativo más eficaz, inclusivo e innovador.
7. Exposición a violencia y falta de respaldo institucional
En Costa Rica, al igual que en diversos países de distintos continentes, el personal docente se enfrenta a situaciones de violencia de distinta índole, desde el abuso verbal hasta las agresiones físicas tanto de los alumnos, de las alumnas, de las familias y de las propias autoridades educativas, lo cual produce una sensación de inseguridad tanto emocional como física para el profesor y la profesora, que en ocasiones tiene la sensación de que el sistema no le proporciona la protección que exige la situación. La escasez de protocolos claros y de apoyos institucionales profundiza el sentimiento de desprotección y de ignorancia en el que se encuentran, lo cual les repercute en su bienestar y en el desarrollo de su actividad profesional.
Solución
Desarrollo de Protocolos de Protección Docente Eficaces:
Es muy importante crear y establecer protocolos explícitos que informen a los docentes cómo actuar en situaciones de violencia. Los protocolos deben incluir procedimientos de denuncia; procedimientos para la intervención inmediata y procedimientos de actuación coordinadas con las autoridades pertinentes, y en consecuencia, deben ser del conocimiento de toda la comunidad educativa para que sean eficaces.
Acompañamiento Psicológico:
El acompañamiento psicológico de los docentes que han sido víctimas de violencia es muy importante para su recuperación, puede incluir sesiones de terapia individual o de grupo, o programas de control del estrés o de la ansiedad, o talleres que recuperen sus competencias para afrontar situaciones conflictivas. Un docente que esté bien emocionalmente podrá ejercer su rol con más seguridad y confianza.
Orientación Legal:
Contar con orientación legal y asesoramiento para la defensa de los derechos de los docentes es fundamental, es decir, proporcionarles acceso a abogados o a asesores legales especializados en los temas educativos y laborales, los cuales les puedan guiar en el proceso de denuncia y en la posible búsqueda de justicia en situaciones de violencia.
Sanciones Claras para Casos de Violencia Escolar:
Es necesario establecer un régimen disciplinario que contemple sanciones proporcionales y claras para quienes cometan actos de violencia contra el personal docente. Estas sanciones deben ser aplicadas de manera justa y transparente, tanto para estudiantes como para otros miembros de la comunidad educativa, con el objetivo de disuadir comportamientos agresivos y proteger la integridad de los educadores.
Finalmente, velar por la seguridad emocional y física del profesorado ha de ser una de las prioridades de cualquier sistema educativo. Con ello se pretende obtener un espacio donde poder realizar, sin sobresaltos, el oficio de la docencia, y, por ende, una mejora general de la comunidad educativa.
Si no valoramos la profesión docente, tal vez acabemos sufriendo una crisis educativa aún más potente. La práctica de la enseñanza ha de ser un proyecto vital y no una salida de emergencia por falta de alternativas. La solución está en manos del Estado, de las universidades formadoras y, sobre todo, de una ciudadanía que logre entender que sin educación no hay sociedad de futuro.
Urge que se lleven a cabo políticas públicas que garanticen unas condiciones laborales más ajustadas, que dispongan de remuneraciones dignas y que pongan en práctica medidas de desarrollo profesional continuo que faciliten la atracción de personas capaces y comprometidas con el mundo de la educación. En el momento que somos capaces de conseguir atraer a estos talentos bien motivados, sabemos que recibirán la formación adecuada para dar de sí una práctica de la enseñanza de calidad.
Por otro lado, siempre hemos de sumar a una cultura de respeto y reconocimiento hacia la docencia, que es la capacidad de educar y transmitir valores sociales. Los educadores no se limitan a hacer llegar unos contenidos determinados, sino que también van forjando ciudadanos críticos y responsables.

Referencias bibliográficas
ANDE. (2022). Estudio sobre la sobrecarga laboral y el estrés crónico en docentes costarricenses. Asociación Nacional de Educadores.
Darling-Hammond, L. (2017). The flat world and education: How America's commitment to equity will determine our future. Teachers College Press.
Gimeno Sacristán, J. (s.f.). Reflexiones sobre la desconfianza institucional hacia el profesorado. [Referencia específica según fuente original].
Hargreaves, A., & Fullan, M. (2012). Professional capital: Transforming teaching in every school. Teachers College Press.
UNESCO. (2020). Informe sobre la autonomía profesional y la motivación docente. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
UNESCO. (2021). La mejora de las condiciones salariales del personal docente: Clave para una educación de calidad. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Comments