7 venenos que acechan hoy a la niñez y cómo enfrentarlos
- Josué Sánchez Marín, MEdMR
- 9 hours ago
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Vivimos en un periodo donde los cambios suceden a un ritmo acelerado. La infancia, una etapa crucial para el crecimiento humano, enfrenta amenazas sin precedentes. ¿De qué manera podemos resguardar a nuestros jóvenes en un entorno que se torna cada vez más adverso? En este análisis, abordamos los siete principales riesgos contemporáneos y sugerimos enfoques fundamentados en la espiritualidad y el fortalecimiento del núcleo familiar.
1. La imposición de ideologías "woke"
La denominada cultura "woke", que se basa en nociones de identidad de género fluida, reestructuración social y revisiones radicales de la historia, está influyendo en las mentes de los niños y niñas desde sus primeros años de educación. Los pequeños son inducidos a aceptar, mediante la llamada “presión de grupo”, los conceptos complejos antes de estar adecuadamente preparados emocionalmente.
Solución: Crear un entorno en el hogar que favorezca el diálogo, donde se valore el sentido común, la creencia en principios universales como el amor, el respeto y la verdad, y se fomente el pensamiento crítico fundamentado en bases espirituales y no en tendencias ideológicas de moda, porque esta pasa, se desvanece.
2. El abuso de la tecnología
El uso excesivo de dispositivos móviles ha provocado adicción, problemas de concentración y desconexión emocional en los párvulos. Además, el contacto temprano con redes sociales genera comparaciones perjudiciales y ansiedad. Este uso desde una edad temprana no solo afecta la salud mental, sino que también contribuye a un empobrecimiento cognitivo, volviendo a los niños mentalmente más vagabundos. Según el neurocientífico Michel Desmurget, "el uso desmedido de pantallas limita el desarrollo de habilidades cognitivas esenciales, disminuyendo la capacidad de concentración y análisis crítico". Asimismo, Nicholas Carr advierte en su obra The Shallows que "la exposición constante a dispositivos tecnológicos altera la forma en que pensamos y procesamos la información, reduciendo la profundidad del pensamiento".
Solución: Implementar tiempos familiares sin tecnología, promoviendo actividades espirituales como la lectura reflexiva, la oración y el disfrute de la naturaleza, las cuales son vitales para un crecimiento armonioso. Además, fomentar la socialización entre pares, buscando amistades positivas que contribuyan al desarrollo personal y emocional. Incorporar tiempo de recreación física a través de juegos al aire libre, deportes en grupo y actividades que fortalezcan tanto el cuerpo como los lazos sociales.
3. La desunión familiar
Investigaciones indican que la desintegración del núcleo familiar es uno de los mayores indicativos de problemas emocionales en la infancia. Los niños y niñas que crecen en entornos familiares inestables o disfuncionales enfrentan mayores riesgos de desarrollar ansiedad, depresión y dificultades en sus relaciones interpersonales. El hogar debería ser un refugio de amor, seguridad y comprensión, pero frecuentemente se convierte en una fuente de estrés, conflictos constantes y, en situaciones más extremas, puede derivar en consecuencias trágicas, incluso la pérdida de vidas.
Esta situación afecta no solo el bienestar emocional de los estudiantes, sino también su desarrollo académico y social. Las emociones no gestionadas adecuadamente durante la infancia pueden extenderse a la vida adulta, perpetuando ciclos de disfunción familiar y problemas psicológicos.
Solución: Reestablecer la vida familiar mediante rituales simples pero significativos que fortalezcan los lazos afectivos. Las cenas compartidas permiten crear un espacio cotidiano para la comunicación sincera, donde cada miembro de la familia puede expresar sus pensamientos y emociones. Momentos de oración o reflexión conjunta fomentan la conexión espiritual y la empatía. Además, dedicar tiempo a conversaciones profundas y actividades en común, como juegos, paseos o proyectos familiares, refuerza el amor incondicional, la solidaridad y el perdón. A través de estos pequeños pero poderosos gestos, es posible construir un entorno familiar más saludable y resiliente.
4. La banalización de la violencia y la sexualidad
En la actualidad, los medios de comunicación, los videojuegos y las series de entretenimiento han contribuido significativamente a la trivialización de la violencia y la hipersexualización. Estos contenidos presentan situaciones de agresión y sexualidad explícita de manera cotidiana, restándoles gravedad e importancia. Como resultado, se observa una pérdida progresiva de la inocencia infantil, porque los niños y niñas se exponen precozmente a imágenes y narrativas que no corresponden a su etapa de desarrollo. Además, esta exposición temprana puede llevar a una desensibilización frente al sufrimiento humano, reduciendo la empatía y la capacidad de conmoverse ante el dolor ajeno.
Solución: Es fundamental que los padres y cuidadores seleccionen cuidadosamente el contenido que consumen los menores, optando por narrativas que promuevan virtudes como la bondad, la compasión y el verdadero heroísmo. Se recomienda incluir lecturas espirituales y cuentos basados en valores atemporales que fortalezcan el carácter y el juicio moral de los pequeños. Actividades familiares que fomenten el diálogo sobre estos temas también pueden ser de gran ayuda.
5. El nihilismo social
Vivimos en una cultura que, en muchos aspectos, fomenta un sentimiento de vacío existencial. La constante puesta en duda de los valores tradicionales, la burla hacia la fe y la glorificación del hedonismo efímero contribuyen a una visión nihilista de la vida, especialmente entre los jóvenes. Esta perspectiva puede generar apatía, falta de propósito y un desinterés generalizado por el crecimiento personal y espiritual.
Solución: Para contrarrestar esta tendencia, es esencial establecer en el hogar espacios de diálogo en torno al sentido de la vida, la trascendencia del alma y el propósito personal dentro de una base espiritual sólida. Estos momentos de reflexión deben incluir conversaciones sobre el amor hacia Dios y hacia los demás, resaltando la importancia de la gratitud, la esperanza y la búsqueda de un propósito elevado. Las actividades familiares que fortalezcan el sentido de pertenencia y la participación en comunidades de fe también pueden ser transformadoras.
6. La pérdida del sentido de comunidad
Los menores de hoy crecen en una sociedad cada vez más fragmentada, donde predomina un fuerte individualismo. Este contexto dificulta el desarrollo de habilidades sociales esenciales, como la empatía, la solidaridad y el sentido de pertenencia. La falta de interacción significativa con otros puede llevar a sentimientos de aislamiento y desconexión emocional.
Solución: Una forma efectiva de abordar este desafío es implicarse activamente en comunidades de fe, grupos deportivos, actividades artísticas o iniciativas de servicio social. Estas experiencias permiten a los niños vivenciar la colaboración, el apoyo recíproco y la responsabilidad conjunta. Además, fomentan el desarrollo de amistades auténticas y el reconocimiento del valor de contribuir al bienestar común.
7. La aceptación del relativismo ético
Actualmente, se observa una tendencia a enseñar que "todo es relativo", lo cual difumina las definiciones claras de lo que es bueno y lo que es malo. Esto es incorrecto, lo bueno es bueno aunque nadie lo haga. Este enfoque puede provocar incertidumbre moral en los chicos y chicas, quienes se sienten desorientados al no contar con referencias éticas sólidas. Jonathan Haidt, en su obra The Coddling of the American Mind (2018), destaca cómo esta falta de claridad moral afecta la formación del carácter y la toma de decisiones éticas.
Solución: Es crucial impartir en el hogar principios éticos sólidos fundamentados en la espiritualidad. Valores como la honestidad, la responsabilidad, la justicia y el respeto por la vida deben ser enseñados de manera coherente, no solo a través de palabras, sino también mediante el ejemplo de los adultos. Los padres y educadores deben ser modelos vivientes de estos principios, demostrando su relevancia en la vida cotidiana.
Finalmente, nuestra infancia se encuentra en un punto crítico en la historia. Las amenazas a su desarrollo integral no se resolverán únicamente mediante reformas educativas o avances tecnológicos. La verdadera respuesta radica en la revitalización de la espiritualidad en el hogar y el fortalecimiento de la familia nuclear como la primera institución de amor, respeto y trascendencia. Debemos recordar que la educación basada en principios sólidos no solo forma individuos competentes, sino también seres humanos íntegros y compasivos. Como bien expresó C.S. Lewis: “La educación sin principios, por útil que pueda parecer, solo sirve para hacer al individuo más hábil en su maldad.”

Referencias
Pluckrose, H., & Lindsay, J. (2020). Cynical Theories. Pitchstone Publishing.
Twenge, J. (2017). iGen. Atria Books.
Fagan, P., & Churchill, A. (2012). The Effects of Divorce on Children. Marriage & Religion Research Institute.
Douthat, R. (2021). The Decadent Society. Avid Reader Press.
Haidt, J., & Lukianoff, G. (2018). The Coddling of the American Mind. Penguin Press.
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